Continuamos con esta serie de artículos rememorando nuestros clásicos del software, esos productos viejunos que todos hemos toqueteado de jóvenes. Vamos a dar un pequeño salto temporal respecto al artículo anterior, en el que mi compañero Miguel López os hablaba de los inicios de OS X.
Nos vamos a situar, concretamente, en abril de 1998. Microsoft estaba de fiesta: estaba enseñando al mundo lo que internamente había estado llamando Memphis. Windows 98 venía para sustituir a Windows 95 y tenía razones de peso para hacerlo.
Por fuera: casi todo igual, casi todo en el mismo sitio, pero todo mejor
El primer PC que entró en mi casa fue un Pentium de los que dividían bien, funcionando a 150Mhz, con 32MB de RAM, un disco duro de 3GB y Windows 98, junto con Office 97. Recuerdo haber pasado horas trasteando con él y recordando todo lo que aprendí en la biblioteca. Aunque en la biblioteca lo que existían eran PC con Windows 95.
Y es que Windows 98, cuando lo encendíamos, parecía Windows 95. La interfaz es básicamente la misma, el combo barra de tareas-botón de inicio sigue en el mismo lugar y con la misma funcionalidad que en la versión anterior, y todo está prácticamente en el mismo sitio.
No obstante esta versión de Windows incluyó numerosos cambios en la interfaz de usuario. El más llamativo fue que el explorador de archivos y el de Internet se encontraban unidos, juntos y revueltos. Esto permitía que pudiéramos personalizar la vista de ciertas carpetas mediante plantillasHTML, o que pudiéramos insertar widgets HTML en nuestro escritorio. Incluso podíamos poner una página Web como fondo de pantalla.
Y a estas alturas de la película todos conocemos los problemas de seguridad que acarreó este cambio y por qué Microsoft acabó por desecharlo. Originalmente Windows 98 incluía por defecto Internet Explorer 4.01 y estaba preparado para funcionar en Internet, incluyendo herramientas como Outlook Express o Frontpage (en algunas versiones).
Por dentro: muchas mejoras pero poco conocidas
Windows 98, por fuera, era prácticamente igual a Windows 95 (con las enormes salvedades que hemos tratado en el apartado anterior). Pero por dentro incluía mejoras técnicas que bien hacían valer la actualización. Aunque los early adopters tuvieran que pagar dos veces (luego explicaré por qué).
Por ejemplo, esta versión de Windows ya soportaba el nuevo modelo de drivers, WDM (Windows Driver Model), si bien fue un hecho poco conocido y provocó que los fabricantes continuaran desarrollando drivers VxD (como habían estado haciendo hasta entonces). Esto desembocó en algo muy curioso: hardware más moderno y que teóricamente no funcionaba en Windows 98 sí que funcionaba en este sistema operativo instalando drivers para Windows 2000 o XP.
Windows 98 también tuvo un soporte mucho mejor para dispositivos USB. Incluía por defecto drivers para escáners, hubs, teclados y ratones USB (el soporte para impresoras y discos USB no venía por defecto: otros fabricantes desarrollaron sus propios drivers).
También había soporte Plug’n‘play, que teóricamente nos permitía poder conectar un dispositivo al ordenador sin necesidad de reiniciarlo. En el vídeo superior, perteneciente a la presentación de esta característica de Windows 98, podemos ver… bueno, que la característica estaba pero que muchas veces no funcionaba tan fina como debería.
Otras mejoras estaban relacionadas con ACPI (Windows 98 fue la primera versión de Windows en soportarlo), siendo capaz de suspenderse e hibernar (si bien confieso que en mi viejo Pentium nunca fui capaz de hacerlo), así como mejoras de rendimiento bastante importantes. En ordenadores portátiles también hubo mejoras relacionadas con la gestión de energía.
Y es interesante mencionar que todavía arrastraba bastante código de Windows 3.1, por lo que su núcleo seguía siendo híbrido 16/32 bits, aunque requería obligatoriamente de un procesador con coprocesador matemático (el 386 barato, sin unidad de coma flotante no era capaz de ejecutar Windows 98).
La segunda edición: la que casi todos conocimos
Windows 98, como podemos imaginar, tuvo actualizaciones. Y la más importante fue Windows 98SE, una segunda versión de Windows 98 con numerosas mejoras respecto a su predecesora. Lanzada un año más tarde que la original, su principal problema para los early adopters es que éstos tuvieron que pagar dos veces por Windows 98, dado que la actualización no fue gratuita.
Windows 98SE incluía por defecto Internet Explorer 5 y un gritón de mejoras, como la posibilidad de compartir una conexión a Internet vía NAT, mejoras en DirectX, Wake-on-LAN si la placa base y laBIOS lo soportan y están presentes los drivers necesarios, compatibilidad con WebDAV (lo que se llamaron “Web folders”) y el parche que permitía que el sistema no se petara si lo manteníamos encendido por más de 2³² segundos.
Windows 98: también tardó en desaparecer
Windows 98 ha sido proclamado por muchos como uno de los productos más robustos y estables de Microsoft, sobre todo si miramos a los primeros tiempos (es decir, a los anteriores al segundo Service Pack) de Windows XP. Y ha podido funcionar realmente bien y con software relativamente actualizado hasta hace relativamente poco tiempo.
Por ejemplo, era posible instalar Office XP (lanzado en 2002) en ordenadores con ese sistema operativo. Las primeras versiones del framework .NET también estaban preparadas para funcionar en él, así como Internet Explorer 6 y Windows Media Player 9. Si estoy seguro de que permanece instalado y funcional en alguno de los ordenadores de los que tenemos en nuestros trasteros.
Windows 98 fue la base para Windows Me, sistema operativo que muchos odian y que fue el último de la rama de Windows que funcionaba por encima de MS-DOS. A partir de ahí todo es historia: Windows XP como fusión de ambas ramas, etcétera.
Sin más que decir sobre Windows 98, comentaros que en pocos días veréis una nueva entrega de este especial Clásicos del Software, aunque no lo dedicaremos a un sistema operativo, sino a una aplicación. Os invito a que intentéis adivinar de cuál se trata.
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